martes, 15 de julio de 2008

El primer ministro belga presenta su dimisión al Rey

Bélgica volvía a enfrentarse el marte a una crisis política después de que el primer ministro Yves Leterme se reuniera con el rey Alberto II para presentarle su dimisión, tras no conseguir imponer medidas que transfieran más poder a las regiones.

Leterme sólo lleva en el cargo desde marzo, tras nueve meses de estancamiento entre los partidos de ambos lados del país dividido lingüísticamente que llevaron a especulaciones de que Bélgica podría partirse.

El primer ministro había establecido el 15 de julio como fecha límite para llegar a un acuerdo sobre una reforma estatal entre los partidos de habla francesa y holandesa, e iba a presentar el plan en un discurso ante el parlamento el martes.

Pero a última hora del lunes Leterme ofreció repentinamente su renuncia al rey Alberto II. Desde palacio dijeron en un comunicado a primera hora del martes que el Rey aún no había decidido si aceptaba o no la dimisión del primer ministro.

Se espera que el rey consulte a otros líderes políticos belgas antes de formalizar los pasos a seguir. Podría pedirle a Leterme que se quede o traspasar el poder a otro miembro de su Gobierno, como el ministro de Finanzas Didier Reynders, de habla francesa.

"Pienso que podemos hablar de una crisis, eso es obvio. Cuando el primer ministro renuncia, incluso si esto se suspende, entonces hay una crisis", dijo Reynders a la radio RTBF.

Los cristianodemócratas flamencos de Leterme, y por encima de todo sus aliados nacionalistas del NVA tienen que entender que no pueden imponer todas sus demandas de más poder para los flamencos holando-parlantes en una reforma constitucional que los franco-parlantes podrían aceptar, dijo Reynders, que se reunirá con todos los partidos de habla francesa.

El líder del NVA Bart de Wever dijo que el plan de Leterme consistía simplemente en congelar el asunto de un poder compartido entre el gobierno central y las regiones.

Los analistas políticos preveían una corta vida a la coalición oficial, compuesta por cinco partidos.

Los cristianodemócratas flamencos fueron claros ganadores de las elecciones del año pasado, con la promesa de garantizar más poder a las regiones, una decisión a la que se oponen tajantemente los partidos de habla francesa.

Leterme, ex primer ministro de Flandes y de habla holandesa, logró acuerdos sobre el presupuesto y los planes económicos y sociales, pero no consiguió romper el estancamiento sobre la devolución y el espinoso asunto de los límites electorales alrededor de la capital, Bruselas.





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